El diácono es elegido para su función para servir por el
término de uno o dos años, según lo determine la iglesia
local.
IMPORTANCIA DEL CARGO:
El relato de la elección de los hombres
conocidos como los siete diáconos de la iglesia
apostólica, según está. registrado en Hechos 6:1-8, dice
que fueron elegidos y ordenados para realizar el trabajo
de "servir" a la iglesia.
Pero el llamado al oficio de diácono comprendía más que
atender los negocios de una comunidad cristiana que
crecía rápidamente. Se dedicaban a realizar una parte
importante de la obra del Señor, que requería cualidades
apenas inferiores a las de un anciano (1 Tim. 3:8-13).
"El hecho de
que estos hermanos habían sido ordenados para la obra
especial de mirar por las necesidades de los pobres, no
les impedía enseñar también la fe, sino que, por el
contrario, tenían plena capacidad para instruir a otros
en la verdad, lo cual hicieron con grandísimo fervor y
.éxito feliz" (Los hechos de los apóstoles, p.
74). Esteban, el primer mártir cristiano, y Felipe, más
tarde llamado "el evangelista", estaban entre los
primeros siete diáconos elegidos por la iglesia
cristiana (Hech. 6:5, 6; 8:5-26; 21:8).
Este arreglo inspirado redundó. en un gran progreso en
la edificación de la obra de la iglesia primitiva. "El
nombramiento de los siete para tomar a su cargo
determinada modalidad de trabajo fue muy beneficioso
para la iglesia. Estos oficiales cuidaban especialmente
de las necesidades de los miembros as. como de los
intereses económicos de la iglesia; y con su prudente
administración y piadoso ejemplo, prestaban importante
ayuda a sus colegas para armonizar en unidad de conjunto
los diversos intereses de la iglesia" (Los hechos de
los apóstoles, pp. 73, 74).
La designación de diáconos en la iglesia hoy en día,
mediante la elección hecha por los miembros de iglesia,
proporciona bendiciones similares en la administración
de la iglesia, porque alivia a los pastores, ancianos y
otros dirigentes de deberes que pueden muy bien ser
desempeñados por los
diáconos. "El tiempo y la fuerza de aquellos que en la
Providencia de Dios han sido colocados en los
principales puestos de responsabilidad en la iglesia
deben dedicarse a tratar los asuntos más graves que
demandan especial sabiduría y grandeza de animo. No es
el plan de Dios que a tales hombres se les pida que
resuelvan los asuntos menores que otros están bien
capacitados para tratar" (Los hechos de los
apóstoles, p. 77).
LA JUNTA DE DIÁCONOS:
Cuando en una iglesia hay un número suficiente de
diáconos que justifique la constitución de una junta de
diáconos, conviene organizarla, con el jefe de diáconos
como presidente y con otro diácono como secretario. Esta junta constituye un medio
eficaz de distribuir las responsabilidades y coordinar
la contribución de los diáconos al bienestar de la
iglesia; y funciona también como una escuela de
capacitación donde, los hombres más jóvenes que han sido
elegidos como diáconos,
pueden ser instruidos en sus deberes. El jefe de
diáconos es miembro de la junta directiva de la iglesia.
Los diáconos deben ser
ordenados.
El diácono nombrado como tal por primera vez no
puede desempeñar sus funciones hasta ser ordenado por un
pastor ordenado que tenga credenciales actualizadas,
expedidas por la Asociación/Misión/Campo local.
El rito sagrado de la ordenación debe realizarse con
sencillez, en presencia de la iglesia, por un pastor
ordenado, y puede consistir en una breve referencia al
cargo de diácono, a las cualidades requeridas de estos
servidores de la iglesia y a los deberes principales que
estarán autorizados a realizar en beneficio de la
iglesia. Tras presentar una breve exhortación a la
fidelidad en el servicio, el pastor, asistido por un
anciano, cuando ello sea aconsejable, ordena al diácono
mediante una oración y la imposición de manos. Si alguna
vez en el pasado fue ordenado como diácono, y se
mantuvo en plena comunión con la iglesia, no es
necesario ordenarlo nuevamente, aunque se haya
trasladado a otra iglesia. Si al terminar el año
eclesiástico la iglesia desea que continúe sirviendo
como diácono, deber. reelegirlo. Si alguien ordenado
anteriormente como anciano es posteriormente elegido
como diácono, no se necesita ordenarlo como diácono,
porque su ordenación como anciano cubre esta función.
Los diáconos no pueden
presidir los ritos.
El
diácono no está autorizado a presidir ninguno de los
ritos o las ordenanzas de la iglesia, ni puede realizar
la ceremonia de matrimonio. No puede presidir ninguna de
las reuniones administrativas de la iglesia, ni oficiar
en la recepción o la transferencia de miembros. Si una
iglesia no tiene a alguien autorizado para realizar
tales deberes, debe buscar el consejo y la asistencia de
la Asociación/Misión/Campo.
Deberes de los diáconos.
La
obra de los diáconos comprende un amplio campo de
servicios prácticos para la iglesia, tales como:
1. Ayudar en los servicios y las reuniones.
En las reuniones de la iglesia, los diáconos son
generalmente responsables de dar la bienvenida a
miembros y visitas al entrar en la iglesia, y de
ayudarlos, cuando sea necesario, a encontrar asiento.
Además, deben estar listos para colaborar con el pastor
y los ancianos con el fin de que las reuniones llevadas
a cabo en la iglesia se desarrollen sin contratiempos.
2. Visitar a los miembros. Otro importante
deber de los diáconos es la visitación asiéndole a cada
diácono un barrio, con el plan de que visiten cada hogar
al menos una vez en el trimestre.
3. Preparar los servicios bautismales. Los
diáconos deben hacer los preparativos necesarios para
esta ceremonia, con el fin de que no haya confusión ni
atraso.
4. Ayudar en el servicio de comunión.
Cuando se celebra el rito del lavamiento de los pies,
los diáconos o las diaconisas proveen todo lo que sea
necesario para el servicio: toallas, palanganas, agua (a
una temperatura confortable según lo requiera la
ocasión), baldes, etc. Después del servicio, deben
cuidar que los recipientes y las toallas usadas sean
lavados y guardados en su debido lugar.
Después de la Cena del Señor, deben ejercer mucho
cuidado en cuanto al destino dado a cualquier resto del
pan o el vino que haya sobrado después de que todos
hayan participado de esos emblemas.
5. Cuidar de los enfermos y los pobres. Otra
responsabilidad importante de los diáconos es el cuidado
de los enfermos y el socorro de los pobres y los
desafortunados. El dinero para esa obra debe ser
provisto por el fondo de pobres de la iglesia local. El
tesorero, por recomendación de la
junta directiva de la iglesia, entregar. a los diáconos
o a las diaconisas el dinero que se requiera para
auxiliar en los casos de necesidad. Este trabajo está
bajo la responsabilidad particular de los diáconos y las
diaconisas, pero la iglesia debe ser plenamente
informada de las necesidades, para conseguir el apoyo de
los miembros.
6. Cuidar y mantener la propiedad de la iglesia.
En algunas iglesias, donde la responsabilidad por el
cuidado y mantenimiento del edificio de iglesia no ha
sido asignada a una comisión de construcción, los
diáconos asumen dicha responsabilidad.
Los diáconos tienen el deber de asegurarse que el
edificio de la iglesia se mantenga limpio y en buen
estado de conservación, y que el terreno en el cual
está. ubicada la iglesia se conserve aseado y atrayente.
Esto incluye también la responsabilidad de velar porque
se haga la limpieza. En las
iglesias grandes generalmente se emplea a una persona
para que haga la limpieza. Los diáconos deben recomendar
a la junta directiva de la iglesia el nombre de una
persona apropiada, la cual tomar. un voto empleándola o
autorizando a los diáconos a emplear a alguien con ese
propósito. Debe obtenerse autorización de la junta
directiva de la iglesia para pagar los gastos de todas
las reparaciones grandes. Todas las cuentas que haya por
reparaciones, por los servicios de agua, luz,
combustible, etc., deben presentarse al tesorero de la
iglesia para que las pague.
Fuente Manual de Iglesia
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