RECREACIÓN &
DIVERSIÓN
Hay una distinción entre
recreación y diversión. La recreación, cuando
responde a su nombre, re-creación, tiende a
fortalecer y reparar. Apartándonos de nuestros
cuidados y ocupaciones comunes, provee
refrigerio para la mente y el cuerpo, y de ese
modo nos permite volver con nuevo vigor al
trabajo serio de la vida. Por otra parte, se
busca la diversión para experimentar placer, y
con frecuencia se la lleva al exceso; absorbe
las energías requeridas para el trabajo útil y
resulta de ese modo un obstáculo para el
verdadero éxito de la vida (La educación, pág.
203).
EL VALOR DE LA
RECREACIÓN
LOS cristianos deberían ser los seres vivientes
más alegres y felices. Pueden tener la
conciencia de que Dios es su padre y su amigo
eterno.
Pero muchos cristianos profesos no representan
correctamente la religión cristiana. Parecen
melancólicos como si viviesen bajo una nube.
Hablan frecuentemente de los grandes sacrificios
que han hecho para llegar a ser cristianos.
Exhortan a los que no han aceptado a Cristo,
indicando, por su ejemplo y conversación, que
deben renunciar a todo lo que hace agradable y
gozosa la vida. Arroja una sombra de tristeza
sobre la bendita esperanza cristiana. Dan la
impresión de que los requerimientos de Dios son
una carga hasta para el alma dispuesta, y que
debe sacrificarse todo lo que daría placer, o
deleitaría el gusto.
No vacilamos en decir, que esta clase de
cristianos profesos no conoce la religión
genuina. Dios es amor. El que mora en Dios, mora
en el amor. Los que ciertamente se han
familiarizado por un conocimiento experimental,
con el amor y la tierna compasión de nuestro
Padre celestial, impartirán gozo y luz
dondequiera se encuentren. Su presencia y su
influencia serán para sus relaciones como
fragancia de flores delicadas, porque están en
comunión con Dios y el cielo, y la pureza y la
exaltada amabilidad del cielo se transmiten a
través: de ellos a todos los que están al
alcance de su influencia. Esto los constituye en
luz del mundo, en sal de la tierra. Son
ciertamente sabor de vida para vida, pero no de
muerte para muerte.
LA RECREACIÓN CRISTIANA
Es privilegio y deber de los cristianos tratar
de refrescar sus espíritus y vigorizar sus
cuerpos mediante la recreación inocente, con el
fin de usar sus facultades físicas y mentales
para la gloria de Dios. Nuestras recreaciones no
deberían ser escenas de alegría insensata que
caigan en lo absurdo. Podemos dirigirlas de modo
tal que beneficien y eleven a aquellos con
quienes nos relacionamos y nos habiliten mejor,
lo mismo que a ellos, para cumplir con más éxito
los deberes que nos corresponden como
cristianos.
A la vista de Dios estamos sin excusa si
participamos en diversiones que tienden a
inhabilitarnos para el desempeño fiel de los
deberes ordinarios de la vida y disminuyen así
nuestro gusto por la contemplación de Dios y de
las cosas celestiales. La religión de Cristo es
de influencia animadora y elevadora. Está por
encima de todo lo que sea bromas y diarias vanas
y frívolas. En todos nuestros momentos de
recreación debiéramos obtener de la Fuente
Divina de fuerza, nuevo valor y poder para
elevar con más éxito nuestras vidas hacia la
pureza, la verdadera bondad y la santidad.
INCAPACITADOS PARA
RESISTIR LA TENTACIÓN
No supongáis que os podéis unir con los amantes
de las diversiones, con los alegres amadores de
placeres y al mismo tiempo resistir la tentación
(Signs of the Times, junio 20, 1900). 365
EL AMOR A LOS PLACERES
MUNDANOS
ES UN hecho alarmante que el amor al mundo
predomina en la mente de los jóvenes, como
tales. Muchos se conducen como si las preciosas
horas de gracia, mientras la misericordia se
prolonga, fuesen un gran día de fiesta y ellos
estuviesen en el mundo tan sólo para divertirse,
para satisfacerse con una excitación continua.
Hallan sus placeres en el mundo y las cosas del
mundo, y son extraños al Padre y a las gracias
del Espíritu. Muchos son descuidados en su
conversación. Prefieren olvidar que serán
justificados o condenados por sus palabras. La
frivolidad, las conversaciones y risas vacías y
vanas que caracterizan la vida de muchos de
nuestros jóvenes, deshonran a Dios. . .
Satanás hace esfuerzos especiales para
inducirles a encontrar su felicidad en los
placeres mundanos, y a justificarse esforzándose
por mostrar que esas diversiones son
inofensivas, inocentes y hasta importantes para
la salud. Presenta la senda de la santidad como
si fuese difícil mientras la del placer mundano
como si estuviese cubierta de flores.
Despliega ante los jóvenes el mundo y sus
placeres con colores atractivos pero falsos. Mas
pronto llegarán a su fin los placeres de la
tierra, y se habrá de cosechar lo que se ha
sembrado. ¿Son demasiado valiosos los atractivos
personales, las aptitudes o talentos, para
dedicarlos a Dios, el Autor de nuestro ser, que
nos observa continuamente? ¿Son nuestras
cualidades demasiado preciosas para ser
dedicadas a Dios?
EL CAMINO DE LA
SABIDURÍA
Los jóvenes arguyen con frecuencia que necesitan
algo para avivar y distraer la mente. La
esperanza del cristiano es precisamente lo que
se necesita. La religión resultará para el
cristiano un consuelo, un guía seguro hacia la
Fuente de la verdadera felicidad. Los jóvenes
deberían estudiar la Palabra de Dios y
entregarse a la meditación y a la oración.
Hallarán que no pueden emplear mejor sus
momentos libres. Los caminos de la sabiduría
"son caminos deleitosos, y todas sus veredas
paz".*
Pablo, escribiendo a Tito, exhorta a los jóvenes
a la sobriedad: "Exhorta también a los jóvenes a
que sean sobrios: en todas las cosas mostrándote
a ti mismo un dechado de buenas obras; en tu
enseñanza manifestando incorrupción, sobriedad,
discurso sano que no puede ser condenado para
que el que es de la parte contraria se
avergüence, no teniendo ningún mal que decir
contra vosotros".*
Ruego a los jóvenes, por amor a su propia alma,
que presten atención a la exhortación del
apóstol. Todas estas bondadosas instrucciones,
amonestaciones y reprensiones serán un sabor de
vida para vida o de muerte para muerte.
Los jóvenes están naturalmente inclinados a
sentir que no se espera de ellos que lleven
responsabilidades, cuidados o cargas. Pero sobre
cada uno descansa la obligación de alcanzar la
norma de la Biblia. La luz que brilla en forma
de privilegios y oportunidades, en el ministerio
de la palabra, en consejos, amonestaciones y
reprensiones, perfeccionará el carácter o
condenará a los indiferentes. Han de apreciar la
luz tanto los jóvenes como los de edad madura.
¿Quién quiere ponerse ahora de parte de Dios
decidido a que el servicio a Dios ocupe el
primer lugar en su vida? ¿Quiénes quieren ser
portadores de cargas?
"Acuérdate de tu Creador en los días de tu
juventud".* Jesús desea el servicio de los que
tienen el rocío de la juventud. Quiere que sean
herederos de la inmortalidad. Pueden llegar a
ser hombres y mujeres nobles a pesar de la
corrupción que abunda y mancilla a tantos de los
jóvenes en temprana edad. Pueden ser libres en
Cristo, hijos de la luz, no de las tinieblas.
Dios pide a cada joven y señorita que renuncie a
todo hábito malo, que sea diligente en los
negocios, ferviente en espíritu, sirviendo al
Señor. No tienen por qué permanecer en la
indolencia sin hacer ningún esfuerzo para vencer
los malos hábitos o mejorar la conducta. El
vigor del esfuerzo que hacen para obedecer los
mandamientos de Dios será la prueba de la
sinceridad de sus oraciones. A cada paso pueden
renunciar a los malos hábitos y compañías,
creyendo que el Señor, por el poder de su
Espíritu, les dará fuerza para vencer.
ANHELOS NO SATISFECHOS
El continuo deseo de diversiones placenteras
revela los profundos anhelos del alma. Pero los
que beban de esta fuente de placer mundano
hallarán que la de su alma no quedará aún
satisfecha. Se engañan; confunden la alegría con
la felicidad; y cuando cesa la excitación,
muchos se hunden en las profundidad del
desaliento y la desesperación. ¡Qué locura, qué
insensatez, abandonar la 'fuente de agua viva'
por las 'cisternas rotas' * del placer mundano!
(Fundamentals of Christian Education, pág. 422).
DIVERSIONES PELIGROSAS
PARA LOS JÓVENES
EL DESEO de excitación y agradable
entretenimiento es una tentación y una trampa
para el pueblo de Dios y especialmente para los
jóvenes. Satanás está preparando constantemente
seducciones que distraigan las mentes de la obra
solemne de preparación para las escenas que
están a punto de sobrevenir. Por medio de los
agentes humanos, mantiene una excitación
continua para inducir a los incautos a
participar en los placeres mundanales. Hay
espectáculos, conferencias y una variedad
infinita de entretenimientos calculados para
inducirles a amar al mundo; y esta unión con el
mundo debilita la fe.
Satanás es un obrero perseverante, un enemigo
artero y mortífero. Cuando quiera que se
pronuncia una palabra, sea en adulación o para
inducir a los jóvenes a mirar algún pecado con
menos aborrecimiento, se aprovecha de ella, y
nutre la mala semilla a fin de que eche raíces y
dé una cosecha abundante. El es, en todo el
sentido de la palabra, un engañador, un hábil
encantador. Tiene muchas redes de mallas finas,
que parecen inocentes, pero que han sido
preparadas hábilmente para atrapar a los jóvenes
incautos. La mente natural se inclina al placer
y la complacencia propia. Es el propósito de
Satanás llenar la mente con un deseo de
diversiones mundanales, a fin de que no haya
tiempo para atender a la pregunta: ¿Cómo está mi
alma?
LA DISTRACCIÓN Y LA
DIVERSIÓN
Los que estudian, deberían tener distracción. La
mente no debe dedicarse constantemente al
pensamiento intenso, pues la delicada maquinaria
mental se gasta. Tanto el cuerpo como la mente
necesitan el ejercicio. Pero es muy necesaria la
temperancia en las diversiones, como en
cualquier otra ocupación. Y se debería
considerar cabal y cuidadosamente el carácter de
estas diversiones. Cada joven debería
preguntarse: ¿Qué influencia tendrán estás
diversiones en la salud física, mental y moral?
¿Se cegará mi mente hasta el punto de olvidar a
Dios? ¿Dejaré de tener su gloria ante mi vista?
Debería prohibirse el juego de naipes. Las
relaciones y, tendencias que entraña son
peligrosas. . . No hay nada beneficioso para el
alma o el cuerpo en semejantes 378 diversiones.
No hay nada que fortalezca el intelecto, que lo
aprovisione de ideas valiosas para uso futuro.
La conversación gira a menudo alrededor de temas
triviales y degradantes. . .
La destreza en el manejo de las cartas conduce a
menudo al deseo de dar a este conocimiento y
habilidad algún uso de beneficio personal. Se
arriesga una suma pequeña, luego otra mayor,
hasta que se despierta la sed por el juego, que
lleva a una ruina segura. ¡A cuántos ha
conducido ésta diversión perniciosa a toda clase
de prácticas pecaminosas, a la pobreza, a la
cárcel, al homicidio y a la horca! Y sin
embargo, muchos padres no ven el terrible abismo
de ruina abierto para tragarse a nuestros
jóvenes.
Entre los placeres más peligrosos se encuentra
el teatro. En vez de ser una escuela de
moralidad y virtud como a menudo se dice, es el
foco mismo de la inmoralidad. Estos
entretenimientos fortalecen y confirman hábitos
viciosos y propensiones pecaminosas. Los cantos
bajos, las expresiones, las actitudes y los
gestos impúdicos, depravan la imaginación y
rebajan las costumbres. Todo joven que asista
habitualmente a tales exhibiciones se corromperá
en sus principios. No hay en nuestro país
influencia más poderosa para envenenar la
imaginación, para destruir las impresiones
religiosas, para embotar el gusto por los
placeres tranquilos y las sobrias realidades de
la vida, que las diversiones teatrales.
El amor por estas escenas aumenta con cada
participación en ellas así como el deseo de las
bebidas intoxicantes se fortalece con su uso. La
única conducta segura es evitar el teatro, el
circo, y cualquier otro lugar dudoso de
diversión.
Hay formas de recreación muy benéficas para el
cuerpo y la mente. Una mente iluminada,
discernidora, 379 hallará abundantes medios de
entretenimiento y diversión, de fuentes no sólo
inocentes, sino instructivas. La recreación al
aire libre, la contemplación de las obras de
Dios en la naturaleza, serán del mayor beneficio
(Testimonies, tomo 4, págs. 651-653).
PROVEED PLACERES
INOCENTES
No se puede hacer que los jóvenes sean tan
calmosos y graves como los ancianos, el hijo tan
sobrio como el padre. Aunque se condenan las
diversiones pecaminosas, como en verdad debe
hacerse, que los padres, maestros y tutores de
los jóvenes provean en cambio placeres
inocentes, que no mancillen ni corrompan la
moral. No sujetéis a los jóvenes bajo reglas y
restricciones rígidas, que los induzcan a
sentirse oprimidos, y a precipitarse en sendas
de locura y destrucción. Con mano firme,
bondadosa y considerada, sujetad las riendas del
gobierno, guiando y vigilando sus mentes y
propósitos, aunque de manera tan suave, sabia y
amorosa, que ellos puedan darse cuenta de que
tenéis presente sus mejores intereses (Consejos
para los maestros, pág. 255).
LA RECREACIÓN CRISTIANA
Mientras estamos procurando refrescar nuestro
ánimo y vigorizar nuestro cuerpo, Dios requiere
de nosotros que empleemos todas nuestras
facultades en todo momento con el mejor
propósito. Podemos y debemos dirigir nuestras
recreaciones de tal manera que nos dejen en
mejores condiciones para desempeñar con éxito
los deberes que nos incumben, y que se
acreciente el beneficio de nuestra influencia
sobre aquellos con quienes tratamos. Podemos
volver de esas ocasiones a nuestros hogares con
mejor ánimo, refrigerados físicamente y
preparados para reanudar nuestro trabajo con más
esperanza y valor. . .
Estamos aquí para beneficiar a la humanidad y a
la sociedad; pero si permitimos que nuestra
mente vaya por el cauce bajo por el cual muchos
que buscan solamente la vanidad y la insensatez
dejan correr las suyas, ¿cómo podremos
beneficiar a nuestra especie y a nuestra
generación? ¿Cómo podemos ser una bendición para
la sociedad que nos rodea?. . .
PRINCIPIOS EN CONTRASTE
Entre las compañías frecuentadas por los
seguidores de Cristo para obtener recreación
cristiana, y las reuniones mundanas para obtener
placer y diversión, existirá un notable
contraste. En vez de la oración y mención del
nombre de Cristo y de las cosas sagradas, se
oirá de los labios de los mundanos, la risa
insensata y la conversación trivial. Su
propósito es divertirse 384 en forma. Sus
diversiones comienzan con insensatez y terminan
con vanidad. Debemos conducirnos y dirigir
nuestras reuniones de tal manera, que al volver
a nuestros hogares podamos tener una conciencia
libre de ofensa hacia Dios y los hombres; una
seguridad de que no hemos herido ni perjudicado
en nada a aquellos con quienes hemos estado
asociados, ni hemos ejercido una influencia
perjudicial sobre ellos.
La mente natural se inclina hacia el placer y la
complacencia propia. Es procedimiento de Satanás
fabricarlos en abundancia. El procura llenar la
mente de los hombres con un deseo de diversión
mundanal, a fin de que no tengan tiempo de
hacerse la pregunta: ¿Cómo está mi alma? El amor
a los placeres es infeccioso. Entregada a él, la
mente vuela de un punto a otro, buscando siempre
una diversión. La obediencia a la ley de Dios
contrarresta esa inclinación y constituye
barreras contra la impiedad (Consejos para los
maestros, págs. 256, 257).
Los jóvenes deben recordar que son responsables
de todos los privilegios de que han disfrutado,
del aprovechamiento de su tiempo y del debido
uso de sus capacidades. Pueden preguntar: "¿No
tendremos diversión o recreación?"
"¿Trabajaremos y trabajaremos y trabajaremos,
sin ninguna variación?"
No será peligrosa cualquier diversión a la cual
podáis dedicaros y pedir con fe la bendición de
Dios. Pero cualquier diversión que os
descalifique para la oración secreta, para la
devoción ante el altar de la oración, o para
tomar parte en la reunión de oración, no sólo no
es segura, sino peligrosa (Consejos para los
maestros, pág. 257).
LAS REUNIONES SOCIALES
Las reuniones sociales pueden ser en elevado
grado provechosas e instructivas cuando los que
a ellas asisten tienen el amor de Dios en sus
corazones, cuando se reúnen para expresar
pensamientos en cuánto a la Palabra de Dios, o
para considerar los métodos para el progreso de
su obra o para hacer el bien a sus prójimos.
Dios es honrado, y los que tienen parte en estas
reuniones son refrigerados y fortalecidos cuando
el Espíritu Santo es considerado un huésped
bienvenido a estas reuniones, y cuando no se
dice o hace nada que lo haga retirar
entristecido.
Pero hay reuniones sociales de carácter
diferente donde se ven con demasiada frecuencia
el orgullo de la apariencia, hilaridad y
frivolidad. En su deseo de divertirse, los que
asisten a ellas corren el peligro de olvidar a
Dios, y ocurren cosas que hacen llorar a los
ángeles que las observan. El escenario de placer
llega a ser, momentáneamente, su paraíso. Todos
se entregan a la hilaridad y la alegría. Los
ojos chispean, las mejillas se sonrojan; pero la
conciencia duerme.
REUNIONES SOCIALES
ACEPTADAS
Todo talento de influencia debe ser sagradamente
alimentado y usado con el fin de conquistar
almas para Cristo. Los jóvenes de ambos sexos no
deberían pensar que son aceptables a Cristo sus
deportes, sus veladas y sus entretenimientos
musicales, tal como se desarrollan
habitualmente.
Repetidas veces se me ha dado luz en cuanto a
que todas nuestras reuniones deberían
caracterizarse por una decidida influencia
religiosa. Si nuestros jóvenes se reuniesen para
leer y entender las Escrituras, preguntándose:
"¿Qué debo hacer para tener la vida eterna?" y
se pusiesen luego unidos de parte de la verdad,
el Señor Jesús enviaría su bendición a sus
corazones.
¡Ojalá cada miembro de iglesia, cada obrero de
nuestras instituciones se percatara de que esta
vida es una escuela donde ha de prepararse para
el examen a que lo someterá el Dios del cielo en
cuanto a pureza, limpieza de pensamiento y
generosidad de acción! En los libros del cielo
se registra cada palabra y acción, cada
pensamiento. . .
Por el poder y predominio de la verdad debemos
ser santificados y elevados a la verdadera
dignidad de la norma expuesta en la Palabra.
Sólo se puede conocer el camino del Señor por la
más cuidadosa obediencia de su Palabra. Estudiad
la Palabra (Youth's Instructor, agosto 14,
1906).
COMO PASAR LOS DÍAS DE
FIESTA
La recreación es necesaria para los que hacen
trabajo físico, y mucho más aún para aquellos
cuya labor es principalmente mental. No es
esencial para nuestra salvación, ni para la
gloria de Dios, mantener la mente trabajando
constante y excesivamente, aun en asuntos
religiosos. Hay diversiones como el baile, los
naipes, el ajedrez, las damas, etc., que no
podemos aprobar, porque el cielo las condena.
Estas diversiones abren la puerta a grandes
males. No son de influencia benéfica, sino de
influencia excitante, y despiertan en algunas
mentes la pasión por los juegos que inducen a
jugar por dinero y a la disipación. Todos estos
juegos deberían ser condenados por los
cristianos y sustituidos por algo perfectamente
inofensivo.
Vi que no deberíamos pasar los días feriados
imitando al mundo, pero que no se los debería
dejar, si embargo, transcurrir inadvertidos,
pues esto causará descontento a nuestros hijos.
En estos días en que hay peligro de que nuestro
hijos estén expuestos a malas influencias y sean
corrompidos por los placeres y la excitación del
mundo, los padres deberían ocuparse en idear
algo que reemplace las diversiones más
peligrosas. Dad a entender a vuestros hijos que
tenéis en vista su bien y felicidad.
Reúnanse varias familias que viven en una ciudad
o pueblo y dejen las ocupaciones que las han
estado abrumando física y mentalmente y hagan
una excursión 391 al campo, a orillas de algún
hermoso lago o un lindo bosque que sea un bello
escenario de la naturaleza. Deberían proveerse
de alimento sencillo e higiénico, de las mejores
frutas y cereales, y tender su mesa bajo la
sombra de algún árbol o el pabellón del cielo.
El viaje, el ejercicio y el paisaje estimularán
el apetito, y gozarán de una comida que los
reyes envidiarían.
En tales ocasiones los padres y los niños
deberían sentirse libres de cuidados, de
trabajos y de perplejidades. Los padres deberían
hacerse niños a la par de sus hijos, tratando de
que todo sea para ellos tan agradable como sea
posible. El día entero debería ser dedicado a la
recreación.
El ejercicio al aire libre será benéfico para la
salud de aquellos que trabajan en locales
cerrados y cuya ocupación es sedentaria. Todos
los que pueden, deberían considerar un deber
hacer esto. Nada se perderá, pero en cambio se
ganará mucho. Regresarán a sus ocupaciones con
nueva vida y nuevo valor para emprender sus
labores con celo, y estarán mejor preparados
para resistir la enfermedad (Testimonies, tomo
1, págs. 514, 515).
FUENTES CRISTIANAS DE PLACER
Dios ha provisto para todos un placer que puede
ser disfrutado igualmente por ricos y pobres: el
placer de cultivar la pureza de pensamiento y el
desinterés en la acción, el placer que proviene
de hablar palabras de simpatía y realizar actos
bondadosos. Los que prestan un servicio tal
irradian la luz de Cristo que alumbra las vidas
oscurecidas por muchas penas (Testimonies, tomo
9, pág. 57).
EL BAILE
EL VERDADERO cristiano no deseará entrar en
ningún lugar de diversión ni ocuparse en ningún
entretenimiento sobre el cual no pueda pedir la
bendición de Dios. No será hallado en el teatro,
ni en la sala de billar, ni en salones donde se
juega a los bolos.* No se unirá a los alegres
bailarines, ni tendrá parte en ningún otro
placer seductor que haga desvanecer de la mente
la figura de Cristo.
A los que defienden estas diversiones les
contestamos: No podemos participar en ellas en
el nombre Jesús de Nazaret. No podría invocarse
la bendición de Dios sobre la hora pasada en el
teatro o en la sala de baile. Ningún cristiano
querría encontrar la muerte en semejante lugar.
Nadie querría ser hallado allí cuando Cristo
venga.
Cuando lleguemos a la hora final y nos hallemos
frente a frente con el informe de nuestras
vidas, ¿lamentaremos haber asistido a tan pocas
reuniones de placer? ¿nos pesará haber tenido
parte en tan pocas escenas de jovialidad
irreflexiva? ¿no lamentaremos, más bien,
amargamente el haber malgastado tantas horas
preciosas en la satisfacción del yo, el haber
desperdiciado tantas oportunidades que,
debidamente aprovechadas, nos hubieran asegurado
tesoros inmortales?
Ha llegado a ser una costumbre entre los que
profesan ser religiosos el excusar cualquier
complacencia 397 perniciosa a que se halle
ligado el corazón. La familiaridad con el pecado
los ciega de modo que no ven su enormidad.
Muchos que dicen ser hijos de Dios disculpan
pecados que su Palabra condena, mezclando algún
propósito de caridad cristiana con sus festines
impíos. Utilizan así la librea del cielo para
servir con ella al diablo. Estas disipaciones de
moda engañan a las almas, y las hacen descarriar
y perder para la virtud e integridad.
EL PELIGRO DE LAS
DIVERSIONES
El amor al placer es, entre las muchas
tentaciones que asaltan a los niños y los
jóvenes en las ciudades, una de las más
peligrosas, porque se cuenta entre las más
sutiles. Son muchos los días de fiesta; los
juegos y las carreras de caballos atraen a
millares, y el torbellino de excitación y placer
los hace apartar de los deberes serios de la
vida. El dinero que debería haber sido ahorrado
para usos mejores, que en muchos casos
representa las escasas ganancias del pobre, es
desperdiciado en diversiones (Fundamentals of
Christian Education, pág. 422).
GUIADOS POR PRINCIPIOS
Muchos tienen tanto temor a las críticas
hostiles o chismes maliciosos, que no se atreven
a proceder de acuerdo con los principios. No se
atreven a identificarse con los que siguen
completamente a Cristo. Desean conformarse a las
costumbres mundanas y obtener la aprobación de
los mundanos. Cristo se entregó por nosotros
"para redimirnos de toda iniquidad y purificar
para sí un pueblo propio, celoso de buenas
obras" * (Review and Herald, noviembre 29,
1887).
Fuente: Mensaje para los
jóvenes de Elena G. de White. |