Los Adventistas del Séptimo Día Creen que: En su
infinito amor y misericordia, Dios hizo que Cristo,
que no conoció pecado, fuese hecho pecado por
nosotros, con el fin de que pudiésemos ser hechos
justicia de Dios en él. Guiados por el Espíritu
Santo, sentimos nuestra necesidad, reconocemos
nuestra pecaminosidad, nos arrepentimos de nuestras
transgresiones, y ejercemos fe en Jesús como Señor y
Cristo, como sustituto y ejemplo. Esta fe que recibe
la salvación viene por medio del poder divino de la
palabra, y es el don de la gracia de Dios. Por medio
de Cristo somos justificados, adoptados como hijos e
hijas de Dios, y librados de la tiranía del pecado.
Por medio del Espíritu nacemos de nuevo y somos
santificados; el Espíritu renueva nuestras mentes,
escribe la ley de amor de Dios en nuestros
corazones, y nos concede el poder de vivir una vida
santa. Al permanecer en él, llegamos a ser
participantes de la naturaleza divina y recibimos la
seguridad de la salvación ahora y en el juicio.
Romanos. 8:9; Efe. 5:25-27; 2Cor.
4:6;
-Salvación y justificación: ya
cumplidas
-Santificación y purificación: En
proceso
-Redención: por realizarse en el
futuro.
La Experiencia de la Salvación y el
Pasado.
Jn. 3: 3,5; Hech. 4:12; Jn. 14: 6
La experiencia
de la salvación implica arrepentimiento, confesión,
perdón, justificación y santificación.
EL ARREPENTIMIENTO:
Jn. 16: 8; Hech. 2:
37,38 (3:19)
1.¿Qué es el arrepentimiento?
Hebreo nacham: Sentir pesar,
arrepentirse.
Griego metanoeo: Cambiar de
parecer, sentir remordimiento, arrepentirse.
“El arrepentimiento
genuino produce un cambio radical en nuestra actitud
hacía Dios y el pecado”
Dikaioo: Ser pronunciado recto y tratado como
tal, ser absuelto, ser justificado, recibir la libertad,
ser echo puro, justificar, vindicar, hacer justicia.
“Es el acto divino
por el cual Dios declara justo a un pecador penitente, o
lo considera justo”.
-Abraham fue justificado sobre la
base de su fe dinámica.
Sant. 2:21,22,17, 24.
-La fe que lleva a la justificación
es, una fe viva que obra.
-Ni las obras ni una fe muerta pueden
conducirnos a la justificación.
2. La experiencia de la
justificación:
2Cor.5:21; Zac.3: 2,4.
-El creyente arrepentido y carente de
méritos, sin embargo es vestido con la justicia imputada
de Cristo. Este intercambio de vestiduras, esta
transacción divina y salvadora, es la doctrina bíblica
de la justificación.
LOS RESULTADOS:
del arrepentimiento y la justificación.
1. La Santificación:
Griego hagiasmos: Santidad,
consagración, santificación. Derivado de hagiazo:
Hacer santo, consagrar, santificar, colocar aparte.
Hebreo qadash: Apartar del uso
común.
-La justificación es lo que Dios hace
por nosotros.
-La santificación es lo que Dios hace
en nosotros
-La justicia por la cual somos
justificados es imputada. Es nuestro título al cielo.
-La justicia por la cual somos
santificados es impartida. Es nuestra idoneidad para el
cielo.
Fases de la santificación que
presenta la Biblia:
a. Un acto cumplido en el pasado del
creyente.
b. Un proceso en la experiencia
presente del creyente.
c. El resultado final que el creyente
experimentará cuando Cristo vuelva.
1Cor. 6:11; Rom. 1:7; Fil. 1:1 (Jn.
15:1-7)
Tito 3:5
2. La adopción en la familia de Dios:
Rom. 8:15-17
3. La seguridad de la salvación: Efe.
1:6,7.
4. El comienzo de una vida nueva y
victoriosa:
Jn.16:33
5. El don de la vida eterna: 1Jn.
5:12
La Experiencia de la Salvación y el
Presente:
2Cor. 5:17
UN LLAMADO A UNA VIDA DE
SANTIFICACIÓN:
-La salvación incluye el vivir una
vida santificada sobre la base de lo que Cristo cumplió
en el calvario.
a. Solo por medio de
Cristo: Lo que transforma a los seres humanos a la
imagen de su creador es el acto de revestirse, o
participar del Señor Jesucristo.
Rom. 13:14; Heb. 3:14; Tito 3:5; 1Jn.
4:12.
b. Un proceso
dinámico: La santificación es progresiva. Por medio de
la oración y el estudio de la Palabra, crecemos
constantemente en comunión con Dios.
Jn. 6:53-56, 66; Mat. 4:4
-El carácter se compone de lo que la
mente “come y bebe”. Cuando digerimos el pan de vida,
somos transformados a la semejanza de Cristo.
3. Las dos transformaciones:
Mar. 9:2-29 dos
grupos de discípulos:
-En la montaña: Representan al
monasticismo; oraciones sin obras.
-En el valle: Trabajo sin oración
Hay multitudes que se
han visto aprisionadas, ya sea en la trampa de trabajar
a favor de otros careciendo de poder, o en la de orar
mucho sin trabajar por los demás. Ambos necesitan ser
transformados.
a. La verdadera
transformación:
Gál. 5: 22,23
b. Los dos destinos:
Mar. 9:1-29, dos transformaciones,
uno a imagen divina y otro a imagen demoníaca.
Jud. 24; Rom. 6:17,18; 2Cor. 10:5;
LA PERFECCIÓN DE CRISTO:
1. La perfección bíblica:
Hebreo tam o tamim: Completo,
recto, pacífico, íntegro, saludable o intachable.
Griego teleios: Completo,
perfecto, completamente desarrollado, maduro, plenamente
desarrollado, que ha logrado su propósito.
-El Nuevo Testamento describe a
individuos maduros que vivieron de acuerdo con toda la
luz de que disponían, y lograron desarrollar al máximo,
el potencial de sus poderes espirituales, mentales y
físicos. 1Cor.14.20; Fil.3: 15; Heb.5: 14. los creyentes
deben ser perfectos en su esfera limitada, así como Dios
es perfecto en su esfera infinita y absoluta. Mat.5: 48 Col.4: 12; San.3:2
2. La perfección completa en Cristo:
La perfección es
don de Dios. Jn.15: 5; 1Cor.1:
30; Efe.3: 19.
-El
Espíritu Santo toma el producto terminado y lo reproduce
en la vida del cristiano.
3. Avancemos hacía la perfección:
Efe.4: 13,14; Heb.5: 14; 6:1;
Fil.1:9-11
-La vida santificada no se halla
exenta de severas dificultades y obstáculos. Fil.2: 12,13; Heb.3: 13,14 (Mat.24:
13) Heb.10: 26,27
-Los cristianos necesitan más que una
justificación o santificación puramente legal. Necesitan
santidad de carácter, si bien la salvación siempre es
por fe. El título al cielo descansa exclusivamente en
Cristo. Col.1: 9,10.
LA JUSTIFICACIÓN DIARIA:
Sal.19: 12; Jer.17: 9; 1Jn.2:1.
La Experiencia de la Salvación y el
Futuro:
Nuestra salvación se
cumple en forma final y completa al ser glorificados en
la resurrección, o trasladados al cielo. Por medio de la
glorificación, Dios comparte con los redimidos su propia
gloria radiante. (Rom.5: 2; Heb.9:28)
GLORIFICACIÓN Y SANTIFICACIÓN:
La encarnación de Cristo en nuestros
corazones es una de las condiciones para la
glorificación futura, es decir la glorificación de
nuestros cuerpos mortales.
(Col.1: 27; Rom.8: 11; 2Tes.2:13,14; Col.3: 1-4; Heb.6:
4,5; 2Cor.3:18; Rom.8: 19,23; Efe.4: 30; Hech.3: 21;
Mat.19: 28; Rom.8:21)
-La posición bíblica según la cual en
un sentido, la adopción y la redención –o salvación- ya
se han cumplido, y en otro sentido todavía no lo han
hecho, tiende a confundir a algunos. La respuesta la
provee el estudio del panorama completo que abarca la
obra de Cristo como Salvador. Pablo relaciona nuestra
salvación presente con la primera venida de Cristo. En
la cruz histórica la resurrección, y el ministerio
celestial de Cristo, nuestra justificación y
santificación fueron aseguradas de una vez para siempre.
Sin embargo, Pablo relaciona nuestra salvación futura,
la glorificación de nuestros cuerpos, con el segundo
advenimiento de Cristo.
LA GLORIFICACIÓN Y LA PERFECCIÓN:
-Fil.3: 12-14
-La santificación es un proceso que
dura toda la vida. La perfección actual es nuestra sólo
en Cristo, pero la transformación ulterior y abarcante
de nuestras vidas conforme a la imagen de Dios, sucederá
en ocasión de la segunda venida. (1Cor.10:12
La Base de Nuestra Aceptación Ante
Dios:
Ni los rasgos
de un carácter semejante al de Cristo ni la conducta
impecable deben constituir la base de nuestra aceptación
ante Dios. La Justicia salvadora viene del único hombre
recto, Jesús, y es el Espíritu Santo el que la trae
hasta nosotros. (Rom.3: 10; Isa.64.6; Dan.9: 7,9,11,20;
1Cor.1:30)
-El ministerio de Cristo debe ser
visto en su totalidad. Tal como el sol tiene luz y
calor, ambos inseparables y sin embargo con funciones
únicas, así también Cristo debe convertirse para
nosotros en justificación tanto como santificación.
(1Cor.1:30)
-El Espíritu Santo trae a nuestro
interior el “consumado es” del calvario, y aplica a
nosotros la única experiencia de aceptación de la
humanidad por parte de Dios. El “consumado es” de la
cruz invalida cualquier intento humano de lograr
aceptación. Al traer a nuestro interior al crucificado,
el Espíritu nos concede la única base de nuestra
esperanza de aceptación ante Dios, proveyendo así el
único título genuino e idoneidad para la salvación
disponible para nosotros.