La Cena del Señor es la
participación de los emblemas del cuerpo y la sangre
de Jesús como una expresión de fe en él, nuestro
Señor y Salvador. En esta experiencia de comunión,
Cristo está presente para encontrarse con su pueblo
y fortalecerlo. Al participar, proclamamos gozosos
la muerte del Señor hasta que vuelva, la preparación
para la Cena incluye el examen de uno mismo, el
arrepentimiento y la confesión. El Maestro ordenó el
servicio del lavamiento de los pies para simbolizar
la purificación renovada, para expresar el deseo de
servirnos los unos a los otros en humildad
cristiana, y para unir nuestros corazones en amor.
El servicio de la Comunión está abierto para todos
los cristianos creyentes.
Las ordenanzas del
lavamiento de los pies y la Cena del Señor constituyen
el servicio de la Comunión. Así, Cristo instituyó ambas
ordenanzas con el fin de ayudarnos a entrar en comunión
con él.
La Ordenanza
del Lavamiento de los Pies:
La ordenanza requería
que al celebrar la Pascua, las familias de Israel
quitaran toda la levadura –símbolo del pecado- que
hubiera en sus hogares antes del primer día de la Semana
del Pan sin Levadura o fiesta de los ázimos (Ex.12:
15,19,20) Así también los creyentes deben confesar todo
pecado y arrepentirse de él, incluyendo el orgullo, las
rivalidades, los celos, los resentimientos y el egoísmo,
antes de poder estar en el espíritu adecuado para gozar
de comunión con Cristo en este nivel más profundo.
Con este propósito,
Cristo instituyó la ordenanza del lavamiento de los
pies. No sólo estableció un ejemplo, sino también
declaró que los discípulos debían hacer lo mismo, y les
prometió una bendición. (Jn.13: 17) Esta ordenanza que
precede a la Cena del Señor, cumple el mandato según el
cual todos deben examinarse a sí mismos para no
participar en el rito “indignamente” (1Cor.11: 27-29)
El significado de la ordenanza:
Esta ordenanza revela características tanto de la misión
de Cristo como de la experiencia del participante.
1.Un recuerdo de la
condescendencia de Cristo: Esta ordenanza es un monumento a la
condescendencia de Cristo revelada en su encarnación y
su vida de servicio. Aunque moraba con el Padre en la
gloria celestial, Cristo se despojó a sí mismo. (Fil.2:
7) Cristo vivió una vida de servicio abnegado. (Matl20:
28) Al seguir a Cristo en el lavamiento de los pies,
profesamos su espíritu. (Gál.5: 13) Si bien la
participación en este servicio produce humillación, está
lejos de ser degradante. (Mat.25: 40)
2.Tipifica una
purificación mayor:El lavamiento hizo más que limpiar los pies de los
discípulos. Representa una purificación más profunda, la
renovación del mismo corazón. (Jn.13: 10) El que está
lavado es limpio. Sin embargo, los pies calzados con
sandalias abiertas pronto se empolvaban y necesitaban
volver a lavarse. Así sucedía con los discípulos. Sus
pecados habían sido lavados por el bautismo, pero la
tentación los había llevado a albergar orgullo, celos y
maldad en sus corazones. Como discípulos cuando hemos
aceptado a Cristo y sido bautizados, hemos sido
limpiados con su sangre. Pero a medida que caminamos por
la senda cristiana, cometemos errores. Nuestros pies se
empolvan. Debemos venir nuevamente a Cristo, y permitir
que su gracia purificadora quite de nosotros la
contaminación, sin embargo no necesitamos bautizarnos
nuevamente (Jn.13:10) La ordenanza del lavamiento de los
pies nos recuerda que necesitamos constantemente ser
limpiados, y que dependemos completamente de la sangre
de Cristo.
3.Comunión en el
perdón: La actitud
perdonadora entre los participantes indica que la
limpieza que este servicio simboliza ha hecho su efecto.
(Mat.6: 14) El permitir que otro lave nuestros pies,
demuestra nuestra necesidad de ayuda espiritual.
4.Comunión con Cristo y con los creyentes:
El servicio del lavamiento de los pies demuestra el amor
que Cristo tuvo por sus seguidores “hasta el fin” (Jn.13:
1) Sin lavamiento no hay comunión (Jn.13: 8) los que
desean continuar manteniendo su comunión con Cristo,
participarán de esta ordenanza. Más tarde Jesús enseñó.
(Jn.13: 34; Gál.5: 13; Fil.2: 3) La esencia del
cristianismo se la puede hallar en este servicio.
La
Celebración de la Cena del Señor
La cena del Señor
debe ser una ocasión de gozo y no de tristeza. El
servicio de humildad que lo precede, provee la
oportunidad de realizar un auto examen, confesar los
pecados, reconciliar las diferencias y perdonarse
mutuamente las ofensas. Habiendo recibido la certidumbre
de la purificación por la sangre del Salvador, los
creyentes se hallan listos para entrar en una comunión
especial con su Señor.
Significado de la Cena del
Señor: La Cena
del Señor reemplaza a la Pascua. La Pascua se cumplió
cuando Cristo, el Cordero pascual, entregó su vida.
1.Conmemoración de la
libertada del pecado: Tal
como la Pascua conmemoraba la liberación de la
esclavitud de Egipto, la Cena conmemora la liberación
del pecado. Los creyentes son salvos al participar del
cuerpo y la sangre de Cristo (Jn.6: 54)
a.El pan y el fruto
de la vid:Juan
6: 32-35 Cristo ofreció su cuerpo y su sangre para
satisfacer el hambre y la sed que producen nuestras
necesidades y deseos más profundos (Jn.6: 50-54)
Unicamente el pan sin levadura, podía simbolizar el
cuerpo inmaculado de Cristo. Del mismo modo tan sólo el
fruto intacto de la vid –el vino sin fermentar-
simboliza apropiadamente la inmaculada perfección de la
sangre purificadora de Cristo.
b.El acto de comer
y beber: Juan 6: 53,54
El comer la carne de Cristo y beber su sangre, es
lenguaje simbólico que representa la asimilación de la
Palabra de Dios, a través de la cual los creyentes
mantienen la comunión con el cielo y reciben la vida
espiritual. (Jn.6: 63; Mat.4: 4)
2.La comunión
colectiva con Cristo:En este mundo, lleno de divisiones y conflictos,
nuestra participación colectiva en estas celebraciones
contribuye a la unidad y estabilidad de la iglesia,
demostrando verdadera comunión con Cristo y con los
hermanos (1Cor.10: 16,17) Se alude aquí al hecho de que
el pan de la comunión se parte en muchos pedazos, los
cuales comen los creyentes, y así como todos los pedazos
vienen del mismo pan, también todos los creyentes que
participan del servicio de comunión se unen en Cristo,
cuyo cuerpo quebrantado está simbolizado por el pan
partido. Al participar juntos de esta ordenanza, los
cristianos demuestran públicamente que están unidos
entre sí, y que pertenecen a una gran familia, cuya
cabeza es Cristo.
3.Anticipación de
la segunda venida:1Corintios 11: 26 El servicio de la Comunión abarca
el tiempo que transcurre entre el Calvario y la Segunda
Venida. Vincula la cruz con el reino. Une el “ya” y el
“no todavía”, que constituyen la esencia de la visión
mundial del NT. Mantiene unidos el sacrificio del
Salvador y su segunda venida: salvación provista y
salvación consumada. Proclama que Cristo está presente
por medio del Espíritu hasta que venga en forma visible.
Requisitos para la
participación:Dos
grandes ordenanzas sirven a la fe cristiana: el bautismo
y la Cena del Señor. El primero es la puerta de entrada
a la iglesia, y la última beneficia a los miembros.
Jesús administró la Comunión únicamente a sus seguidores
profesos. El servicio de Comunión, por lo tanto, es para
los cristianos creyentes. Los niños no participan
generalmente de esta ordenanza, a menos que hayan sido
bautizados. Se debe celebrar con la debida reverencia al
Señor (1Cor.11: 27,28)
Pablo aconseja
“pruébese cada uno a sí mismo”. Cristo, rechazó la
exclusividad en la Cena. Si bien el pecado abierto
excluye a los individuos de participar (1Cor.5: 11), el
mismo Jesús compartió la Cena con Judas, que
exteriormente era un seguidor profeso, pero que en lo
interior era ladrón y traidor. Lo que decide, entonces,
quiénes son idóneos para participar, es la condición del
corazón: una entrega completa a Cristo y fe en su
sacrificio; no la calidad de miembros de una iglesia
particular. En consecuencia, los cristianos creyentes de
todas las denominaciones pueden tomar parte de la Cena
del Señor. Todos están invitados a celebrar a menudo
este gran festival del nuevo pacto, y por medio de su
participación, dar testimonio de que han aceptado a
Cristo como su Salvador personal.