Los Adventistas del 7º Día creen
que el benéfico creador, después de los seis días de
la creación, reposó en el séptimo día e instituyó
el Sábado para toda la humanidad como un memorial de
la creación. El cuarto mandamiento de la inmutable
ley de Dios requiere la observancia de este séptimo
día Sábado como el día de reposo, adoración y
ministerio en armonía con la enseñanza y la práctica
de Jesús, el Señor del Sábado. El Sábado es un día
de deleitosa comunión con Dios y con nuestros
semejantes. Es un símbolo de nuestra redención en
Cristo, una señal de nuestra santificación, una
muestra de nuestra fidelidad, y una anticipación de
nuestro futuro eterno en el reino de Dios. El sábado
es la señal perpetua que Dios ha dejado acerca de su
pacto eterno entre él y su pueblo. La gozosa
observancia de este sagrado tiempo, de tarde a
tarde, de puesta de sol a puesta de sol, constituye
una celebración de la actividad creadora y redentora
de Dios.
Texto Clave: Génesis 2: 1-3
El
Sábado a Través de la Biblia
El Sábado ocupa un lugar central en
nuestra adoración a Dios. Como recordativo de la
creación, revela la razón por la cual Dios debe recibir
nuestra adoración: Es el creador y nosotros somos sus
criaturas. La verdadera razón del culto a Dios, no sólo
del que se tributa en el séptimo día, sino de toda
adoración, se encuentra en la distinción que existe
entre el creador y sus criaturas. Este hecho
sobresaliente nunca puede llegar a ser obsoleto, y jamás
debe ser olvidado.
Dios instituyó el sábado con el
fin de mantener para siempre esta verdad ante la raza
humana.
El Sábado en la creación:El Sábado llega hasta nosotros desde un mundo sin
pecado. Tres actos divinos distintos establecieron el
Sábado.
1.Dios reposó el
Sábado: Éxo.
31: 17 Dios no descansó porque necesitaba hacerlo
(Isa.40: 28) Shabath significa literalmente
“cesar” de trabajos o actividades (Gén.8: 22). El
descanso de Dios no era el resultado de la fatiga, sino
la cesación de una ocupación previa. Dios reposó porque
deseaba establecer un ejemplo para la raza humana (Exo.20:
11). Dios creó el día de reposo al descansar el Sábado.
La creación del día de reposo fue su toque final, que
terminó su obra.
2.Dios bendijo el
Sábado:La bendición
colocada sobre el séptimo día implicaba que por este
hecho se lo declaraba un objeto especial del favor
divino, y un día que traería bendición a sus criaturas.
3.Dios santificó el
Sábado: El
hecho de que Dios santificó el séptimo día significa que
este día es santo, que lo apartó con el elevado
propósito de enriquecer la relación divino-humana.
Es su presencia personal lo que
coloca en el Sábado la bendición y la santificación de
Dios.
El Sábado en el Sinaí:
Los acontecimientos que siguieron a la salida de los
israelitas de Egipto, demuestra que prácticamente se
habían olvidado del Sábado.
1.El Sábado y el maná:
Un mes antes de que Dios proclamara la ley desde el
Sinaí, prometió proteger a su pueblo contra las
enfermedades si ponían atención a sus leyes (Éxo.16: 25;
Gén.26: 5). Poco después de hacer esta promesa, Dios
recordó a los israelitas la santidad del Sábado. Por
medio del milagro del maná les enseñó en términos
concretos cuán importante consideraba su descanso en el
séptimo día. (Éxo.16: 4; 16-26). Durante los 40 años, o
más de 2,000 sábados sucesivos, que los israelitas
pasaron en el desierto, el milagro del maná les recordó
este ritmo de seis días de trabajo y el séptimo día de
descanso.
2.El Sábado y la ley:Dios colocó el mandamiento relativo
al Sábado en el centro del Decálogo (Éxo.20:8-11). Todos
los mandamientos del Decálogo son vitales, y ninguno
debe ser descuidado (Sant.2: 10), pero Dios distinguió
el mandamiento relativo al Sábado de todos los demás. En
relación con él, nos mandó recordarlo, amonestando así a
la humanidad contra el peligro de olvidar su
importancia. Como monumento de la creación, la
observancia del Sábado es un antídoto de la idolatría.
El mandamiento del Sábado funciona como el sello de la
ley de Dios. Generalmente los sellos contienen tres
elementos: el nombre del dueño del sello, su título, y
su jurisdicción. Los sellos oficiales se usan para
validar documentos de importancia. Entre los Diez
Mandamientos, el mandamiento relativo al Sábado es el
que contiene los elementos vitales de un sello. Es el
único de los diez que identifica al Dios verdadero,
especificando su nombre: “Jehová tu Dios”; su título: el
que hizo, el creador; y su territorio: “los cielos y la
tierra” (Éxo.20: 10,11)
3.El Sábado y el pacto: La ley de Dios era un rasgo central
del pacto (Éxo.24: 37); así también el Sábado, colocado
en el corazón de esa ley, es prominente en el pacto
divino. Dios declaró que el Sábado sería señal entre su
pueblo y él (Eze.20: 12,20; Éxo.31: 17). Por lo tanto
dice Dios, el reposo sabático es un pacto perpetuo
(Éxo.31: 16) . “Así como el pacto se basa en el amor de
Dios por su pueblo (Deut.7: 7,8), también el Sábado,
como señal de ese pacto, es una señal de amor divino”.
Los Sábados anuales:
Además de los Sábados semanales (Lev.23:3), había siete
sábados anuales de carácter ceremonial, repartidos en el
calendario religioso de Israel. Esos días de reposo,
“además de los sábados de Jehová” (Lev.23: 38), eran:
1.El primero y últimos días de la fiesta de los
panes sin levadura. Lev.23: 7,8.
2.El día de Pentecostés. Lev.23: 21.
3.La fiesta de la Trompetas. Lev.23: 24,25.
4.El Día de la Expiación. Lev.23: 26-28.
5.El primer y últimos días de la fiesta de los
Tabernáculos. Lev.23: 35,36.
Por cuanto el cálculo de esos días de
reposo dependía del comienzo del año sagrado, el cual
estaba basado en el calendario lunar, las celebraciones
podían caer en cualquier día de la semana. Cuando
coincidía con el sábado semanal, se conocían como “días
grandes” o “días de gran solemnidad” (Jn.19: 31). Los
sábados anuales constituían una parte integral del
sistema judío de ritos y ceremonias instituidos en el
monte Sinaí... los cuales apuntaban hacía el futuro
advenimiento del Mesías, y cuya observancia terminó con
su muerte en la cruz.
El Sábado y Cristo:
La Escritura revela que Cristo fue, tanto como el Padre,
el Creador (1Cor.8: 6; Heb.1: 1,2; Jn.1: 3). Por lo
tanto él fue quien apartó el séptimo día como día de
reposo para la humanidad.
El papel doble de Cristo como Creador
y Redentor hace claro por qué aseveró que, en su calidad
del Hijo del Hombre, también es “Señor aún del Sábado”
(Mar.2: 28). Teniendo tal autoridad, si así lo hubiese
deseado, podría haber eliminado el Sábado, pero no lo
hizo. Por el contrario, lo aplicó a todos los seres
humanos, diciendo: “El Sábado por causa del hombre es
hecho” (vers.27). En todo su ministerio terrenal, Cristo
nos dio ejemplo de fidelidad en guardar el Sábado
(Luc.4: 16). En Mateo 24: 20 encontramos el consejo que
diera Jesús a sus discípulos, esto implica claramente
que aún entonces los cristianos se hallan bajo
obligación de guardar estrictamente el Sábado. Tal como
reposara al final de la creación, hizo lo mismo al fin
de su ministerio terrenal, cuando hubo completado su
segundo gran acto en la historia. (Jn.19: 30; Luc.23:
54). A continuación de su muerte, reposó en una tumba,
simbolizando así el hecho de que había cumplido la
redención de la humanidad.
El Sábado y los apóstoles:
Los discípulos manifestaban gran respeto por el Sábado.
Este hecho se hizo evidente en ocasión de la muerte de
Cristo. (Luc.23: 56; 24: 1). En sus viajes
evangelísticos, Pablo asistía a las sinagogas en el
Sábado, y predicaba a Cristo (Hech.13: 14; 17: 1,2: 18:
4; 16: 13) La fiel observancia del Sábado semanal por
parte de Pablo, se destaca en agudo contraste con su
actitud hacía los sábados ceremoniales anuales. En sus
escritos deja bien en claro que los cristianos ya no se
hallan bajo la obligación de guardar esos días anuales
de reposo porque Cristo clavó las leyes ceremoniales en
la cruz (Col.2: 14,16,17; Gál.4: 10,11)
Muchos están bajo la impresión de que
Juan se refería al domingo cuando declaró que “estaba en
el Espíritu en el día del Señor” (Apoc.1. 10). En la
Biblia, sin embargo, el único día al cual se hace
referencia como la posesión especial del Señor es el
Sábado (Exo.20: 10; Isa.58: 13; Mar.2: 28). Por cuanto
en la Escritura, el único día que el Señor reconoce como
suyo propio es el séptimo día Sábado, es lógico concluir
que Juan se refería al día Sábado. Por cierto que no hay
precedente bíblico para indicar que pudiese aplicar este
término al domingo, primer día de la semana.
Dios se propone que su pueblo observe
el Sábado por toda la eternidad (Isa.66: 22,23).
El significado del Sábado:
1.Un monumento
perpetuo de la creación:
El mandato de observar el séptimo día como el día de
reposo, se halla inseparablemente vinculado con el acto
de la creación, ya que la institución del Sábado y el
mandato de observarlo son una consecuencia directa del
acto creador.
2.Un símbolo de
redención: Cuando Dios
libró a Israel de su esclavitud en Egipto, el sábado que
ya era el monumento de la creación, se convirtió además
en un monumento de su liberación (Deut.5:15). En
nuestros días, el hombre también necesita escapar de la
esclavitud que proviene de la codicia, de las ganancias
y el poder, de la desigualdad social, y del pecado y el
egoísmo. Es cuando nuestra mirada se dirige a la cruz,
que le descanso del sábado se destaca como un símbolo
especial de la redención.
3.Una señal de
santificación:
El poder que creó todas las cosas es el poder que vuelve
a crear el alma a su propia semejanza. Para los que
consideran que el día sábado es sagrado, éste constituye
la señal de la santificación. La verdadera santificación
es armonía con Dios, unidad con él en carácter. Se la
recibe por medio de la obediencia a los principios que
constituyen la trascripción de su carácter. Y el sábado
es el signo de la obediencia. (Éxo.31: 139
4.Una señal de
lealtad: Antes
de la segunda venida de Cristo, todo el mundo estará
dividido en dos clases: los que son leales a Dios y los
que adoran a la bestia y a su imagen (Apoc.14: 12, 9).
En este tiempo, la verdad de Dios será magnificada ante
el mundo y a todos les resultará claro que la obediente
observancia del séptimo día de la Escritura provee
evidencia de lealtad al Creador.
5.Un tiempo para la
comunión: Es
durante el sábado cuando podemos experimentar en forma
especial la presencia de Dios entre nosotros. Sin el
sábado, todo sería trabajo y lucha sin cesar. La llegada
del sábado sin embargo, trae consigo esperanza, gozo,
significado y valor. Provee tiempo para la comunión con
Dios por medio del culto, la oración, el canto, estudio
de la Palabra y meditación en ella, y por el acto de
compartir el evangelio con otros. El sábado es nuestra
oportunidad para experimentar la presencia de Dios.
6.Una señal de
justificación por la fe:
Al observar el sábado, los creyentes revelan su
disposición de aceptar la voluntad de Dios para sus
vidas, en vez de depender de su propio juicio. Al
guardar el sábado, los creyentes no están procurando
hacerse justos a sí mismos. Más bien observan el sábado
como resultado de su relación con Cristo.
7.Un símbolo de
reposo en Cristo:
Todo aquel que entra en el reposo al cual Dios lo
invita, “también ha reposado de sus obras, como Dios de
las suyas” (Heb.4: 10,9). Este reposo es espiritual, un
descanso de nuestras propias obras, la cesación del
pecado. Es a este reposo al cual Dios llama a su pueblo,
y es de este reposo que tanto el sábado como Canaán son
símbolos. Todos los que desean entrar en ese reposo
“deben entrar primeramente por fe en su “reposo”
espiritual, el descanso del pecado y de sus propios
esfuerzos por salvarse que experimenta el alma.
Intentos por cambiar el Día de Adoración
Por cuanto el sábado juega un papel
vital en la adoración a Dios como Creador y Redentor, no
debe sorprendernos el que Satanás haya montado una
ofensiva total para derribarla.
Cómo surgió la observancia del
domingo: El
cambio del sábado al domingo vino gradualmente. Antes
del segundo siglo, no hay evidencia de que los
cristianos celebraran reuniones semanales de cultos en
domingo, pero la evidencia indica que para la mitad de
ese siglo, algunos cristianos estaban observando
voluntariamente el domingo como un día de culto pero no
de reposo.
Desde el siglo segundo hasta el
quinto, mientras el domingo continuaba adquiriendo
influencia, los cristianos siguieron observando el
sábado casi en todos los lugares del Imperio Romano. El
historiador del siglo quinto Sócrates escribió: “Casi
todas las iglesias de todo el mundo celebraban los
sagrados misterios en el sábado de cada semana, y sin
embargo los cristianos de Alejandría y de Roma, por
alguna antigua tradición, han cesado de hacer esto”. En
los siglos cuarto y quinto, muchos cristianos adoraban
tanto en sábado como en domingo. Sozomen, otro
historiador de ese siglo escribió: “La gente de
Constantinopla, y de casi todas partes, se reúnen el
sábado, así como el primer día de la semana; esta
costumbre nunca se observa en Roma o Alejandría”. Estas
referencias demuestran el papel principal que le cupo a
Roma en el abandono de la observancia del sábado.
La popularidad e influencia que le
confería al domingo la adoración al sol de los romanos
paganos, sin duda contribuyó a su creciente aceptación
como día de culto. La adoración al sol desempeñaba un
papel importante por todo el mundo antiguo.
El siglo IV fue testigo de la
introducción de la leyes dominicales. Primero se
promulgaron leyes dominicales de carácter civil, y luego
fueron apareciendo las de carácter religioso. El
emperador Constantino promulgó la primera ley dominical
civil el 7 de marzo del año 321D.C. En vista de la
popularidad de que gozaba el domingo entre los paganos
que adoraban al sol, y la estima en que lo tenían muchos
cristianos, Constantino esperaba que, al hacer el
domingo un día festivo, pudiera asegurarse el apoyo de
ambos grupos para su gobierno.
La ley dominical de Constantino
reflejaba su propio pasado como adorador del sol. Decía:
“En el venerable día del sol que los magistrados y la
gente que reside en ciudades descansen, y que se cierren
todos los lugares de trabajo. En el campo sin embargo,
las personas que se ocupan en la agricultura podrán
continuar libre y legalmente sus ocupaciones”.
Varias décadas más tarde, la iglesia
siguió su ejemplo. El Concilio de Laodicea (alrededor
del año 364D.C.), el cual no fue un concilio universal
sino católico romano, promulgó la primera ley dominical
eclesiástica. En el Canon 29, la iglesia estipulaba que
los cristianos debían honrar el domingo, y “si es
posible, no trabajar en ese día”, mientras que al mismo
tiempo denunciaba la práctica de reposar en el sábado,
instruyendo a los cristianos a no “estar ociosos en
sábado sino que deben trabajar en ese día”. En el año
538D.C. el año marcado como el comienzo de la profecía
de los 1,260 años, el tercer Concilio –católico- de
Orleáns, promulgó una ley aún más severa que la de
Constantino. El Canon 28 de ese concilio dice que el
domingo, aun “el trabajo agrícola debiera ser dejado de
lado, con el fin de no impedirle a la gente la
asistencia a la iglesia.
El cambio predicho:
Por medio de la profecía de Daniel 7, Dios reveló su
conocimiento anticipado del cambio que se haría en el
día de adoración. (Dan.7: 25). Hay un solo poder dentro
de la cristiandad al cual se le puede aplicar esta
profecía. Hay una sola organización religiosa que
pretende tener el derecho de modificar las leyes
divinas.
Alrededor del año 1,400D.C. Petrus de
Ancharano aseveró que “el Papa puede modificar la ley
divina, ya que su poder no es del hombre sino de Dios, y
actúa en el lugar de Dios en el mundo, con el más amplio
poder de atar y desatar sus ovejas”. Juan Eck, atacó a
Lutero diciendo: “La Escritura enseña: Acuérdate del día
de reposo para santificarlo... Sin embargo, la iglesia
ha cambiado el sábado al domingo de su propia autoridad,
para lo cual vos (Lutero) no tenéis Escritura”
En el catecismo de doctrina católica
para el converso de la edición de 1977 se encuentra una
serie de preguntas y respuestas, entre ellas
encontramos:
P. ¿Cuál es el día de reposo?
R.
El sábado es el día de reposo.
P. ¿Por qué observamos el domingo
en vez del sábado?
R.
Observamos el domingo en vez del sábado porque la
Iglesia Católica transfirió la solemnidad del sábado al
domingo.
La restauración del sábado:
En Isaías 56 y 58 Dios llama a Israel a una reforma en
torna al sábado. La misión del Israel espiritual es
paralela con la del antiguo Israel. La Ley de Dios fue
quebrantada cuando el poder representado por el cuerno
pequeño cambió el reposo del sábado al domingo. Tal como
el sábado pisoteado debía ser restaurado en Israel, así
también en los tiempos modernos, la divina institución
del sábado debe ser restaurada, y es necesario reparar
esa brecha que se abrió en el muro de la Ley de Dios.
(Apoc.14: 7,9,12)
La
Observancia del Sábado
Con el fin de recordar el día
sábado para santificarlo conforme al mandamiento,
debemos pensar en él a través de la semana, y hacer los
preparativos necesarios para observarlo de manera que
agrade a Dios. Debiéramos tener cuidado de no agotar
nuestras energías durante la semana hasta el punto en
que no podamos ocuparnos en el servicio a Dios durante
el sábado.
La Biblia especifica que en el sábado
debemos cesar nuestros trabajos seculares (Éxo.20: 10;
Neh.13: 15-22; Isa.58: 13).
El sábado comienza a la puesta del
sol el viernes, y termina a la puesta del sol, el sábado
por la tarde (Gén.1: 5; Mar.1: 32). Al día anterior al
sábado (viernes), la Biblia lo llama el día de
preparación (Mar.15: 42), un día en el cual debemos
prepararnos para el sábado, de modo que nada eche a
perder su carácter sagrado. (Éxo.16: 23; Núm.11: 18).
Cuando se acercan las horas sagradas
del sábado, es bueno que los miembros de la familia o
grupos de creyentes se reúnan poco antes de la puesta
del sol el viernes de tarde para cantar, orar y leer la
Palabra de Dios, invitando de este modo al Espíritu de
Cristo para que sea su huésped. En forma similar
debieran marcar el cierre del día santo.
Cristo adoraba regularmente en el día
sábado, tomando parte en los servicios e impartiendo
instrucción religiosa (Mar.1: 21; 3: 1-4; Luc.4: 16-27;
13: 10). Pero el Salvador no se limitaba a adorar.
También tenía comunión con los demás (Mar.1: 29-31;
Luc.14: 1), caminaba al aire libre (Mar.2: 23), y se
dedicaba a realizar santas obras de misericordia.
Siempre que podía sanaba a los enfermos y afligidos
(Mar.1: 21-31; 3: 1-5; Luc.13: 10-17; 14: 2-4; Jn.5:
1-15, 9: 1-14), las actividades de sanamiento no
quebrantaron el sábado ni lo abolieron (Mat.12: 12), lo
que sí hicieron fue terminar con los gravosos
reglamentos que habían torcido el significado del sábado
como un instrumento divino de refrigerio espiritual y
deleite (Isa.58: 13). Dios se proponía que el sábado
sirviera para el enriquecimiento espiritual de la
humanidad.
El señor del sábado invita a todos a
seguir su ejemplo. Los que aceptan su llamado
experimentan el sábado como una delicia y una fiesta
espiritual, un anticipo del cielo. Descubren que “el
sábado fue designado por Dios para evitar el desánimo
espiritual. Semana tras semana el séptimo día conforta
nuestra conciencia, asegurándonos que a pesar de
nuestros caracteres sin terminar, nos hallamos completos
en Cristo. Lo que él logró en el Calvario constituye
nuestra expiación. Entramos en su reposo.
“Todo lo
que contribuye a tu salvación hazlo en sábado”.