Creencias Fundamentales De La Iglesia Adventista Del Séptimo Día

18. El Don De Profecía

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18. El Don de Profecía

Los Adventistas Del Séptimo Día creen que uno de los dones del Espíritu Santo es la profecía. Este don constituye un rasgo que identifica a la Iglesia remanente, y se manifestó en el ministerio de Elena G. de White, por haber sido la mensajera del Señor, sus escritos proveen una fuente de verdad perdurable y autoritativa, que provee para la Iglesia consuelo, conducción, instrucción y corrección. Además, hacen claro el hecho de que la Biblia es la regla con la cual se debe probar toda enseñanza y experiencia.

 

                2Crónicas 20: 1- 24

 

El Don Profético en los tiempos Bíblicos

 

                Si bien el pecado terminó, la comunicación cara a cara entre Dios y los seres humanos (Isa.59:2), Dios no por eso terminó su intimidad con los seres humanos; en vez de ello, desarrolló otras formas de comunicarse. Comenzó a enviar sus mensajes de ánimo, amonestación y reproche a través de los profetas. Un profeta es “uno que recibe comunicaciones de Dios y transmite sus intenciones a su pueblo”. (2Ped.1: 21)

 

                Exodo 7: 1,2 La relación entre Moisés y el Faraón era como la que existe entre Dios y su pueblo. Así como Aarón comunicaba las palabras de Moisés a Faraón, del mismo modo el profeta comunica las palabras de Dios al pueblo. El término profeta, entonces, designa un mensajero de Dios divinamente escogido.

 

                “Vidente”, (Isa.30: 10; 2Sam.24: 11; 2Rey.17:13) es otra manera de designar a las personas que tienen el don profético. Los términos, vidente y profeta se hallan íntimamente relacionados. (1Sam.9: 9)

 

Las funciones del don profético en el Nuevo Testamento: El Nuevo Testamento le concede a la profecía un lugar prominente entre los dones del Espíritu Santo. (Rom.12: 6; 1Cor.12: 28; Efe.4: 11) Anima a los creyentes a desear especialmente este don. (1Cor.14: 1,39) El Nuevo Testamento sugiere que los profetas cumplían las siguientes funciones:

 

1.       Ayudaban a fundar la Iglesia: Efe.2: 20,21

2.       Los profetas iniciaron el esfuerzo misionero de la Iglesia: Hech.13: 1,2; 16: 6-10

3.       Edificaban la Iglesia:  1Cor.14: 4,3; Efe.4: 12

4.       Unieron a la Iglesia y la protegieron: Efe.4: 13,14

5.       Amonestaban acerca de dificultades futuras: Hech.11: 27-30; 20: 23; 21: 4,10-14)

6.       Confirmaron la fe en épocas de controversia: Hech.15: 32

 

El Don Profético en los Últimos Días

 

                Muchos cristianos creen que el don de profecía cesó al fin de la era apostólica. Pero la Biblia revela la necesidad especial que tendría la Iglesia de obtener conducción divina durante la crisis del tiempo del fin, testifica acerca de una necesidad continuada del don profético después de los tiempos del NT.

 

Continuación de los dones espirituales: No hay evidencia bíblica acerca de que Dios quitaría los dones espirituales que le concedió a la Iglesia, antes de que estos hubiesen completado su propósito (Efe.4: 13), por lo cual se aconseja (1Tes.5: 19,20; 1Cor.14: 1)

 

El don profético justa antes de la segunda venida: Cristo menciona el surgimiento de falsos profetas como una de las señales de que su venida está cercana (Mat.24: 11,24). Si no hubiera verdaderos profetas durante el tiempo del fin, Cristo nos habría amonestado contra cualquiera que pretendiera poseer dicho don. Pero el hecho de habernos amonestado contra los falsos profetas, implica que también los habría verdaderos. El profeta predijo un derramamiento especial del don profético poco antes de la segunda venida de Cristo (Joel 2: 28-30)

 

El Pentecostés constituyó una primicia de la plena manifestación del Espíritu Santo antes de la segunda venida.

 

El don profético en la Iglesia remanente: El Apocalipsis caracteriza a los creyentes leales que forman el remanente como “los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo” (Apoc.12: 17) De las conversaciones posteriores que tuvieron el ángel y Juan, se desprende con claridad el hecho de que la frase “el testimonio de Jesús” se refiere a la revelación profética. (Apoc.19: 10; 22: 9) estos pasajes paralelos dejan en claro que son los profetas los que tienen “el testimonio de Jesús”. El testimonio de Jesús es prácticamente equivalente a un acto de testificación de Jesús. Es la auto revelación de Jesús lo que mueve a los profetas cristianos. (Apoc.1: 1)

 

                De modo que la expresión espíritu de profecía puede referirse:

 

1.       Al Espíritu Santo que inspira al profeta con una revelación de Dios.

2.       A la operación del don de profecía.

3.       Al medio mismo de la profecía.

 

Dios le impartió el don de profecía a la “Iglesia” del Éxodo con el fin de organizar, construir, y guiar a su pueblo (Hech.7: 38; Ose.12: 13) Por lo tanto, no causa sorpresa descubrir la existencia de ese don entre los que participan del Éxodo final, es decir, el escape desde el planeta tierra, contaminado por el pecado, a la Canaán celestial.

 

Ayuda en la crisis final: Apoc.12: 17; Dan.12: 1 Con el fin de ayudar a su pueblo a sobrevivir en este conflicto, el más intenso de todas las edades, Dios en su amor y bondad le dio a su pueblo la seguridad de que no estarían solos. El testimonio de Jesús, es espíritu de profecía, los guiaría por caminos seguros hasta su objetivo final, la unificación con su Salvador en su segunda venida.

 

Los Profetas Posbíblicos y la Biblia

 

                El don profético funciona en el tiempo del fin de manera muy semejante a como lo hizo en el tiempo de los apóstoles. Su fin es exaltar la Biblia como la base de la fe y la práctica, explicar sus enseñanzas y aplicar sus principios a la vida diaria. Se halla implicado en el establecimiento y la edificación de la Iglesia, permitiéndole cumplir su misión divinamente señalada. El don profético reprueba, amonesta, guía y anima tanto a los individuos como a la Iglesia, protegiéndolos de la herejía y unificándolos en torno a las verdades bíblicas.

 

Cómo probar el don profético: Tener en cuenta 1Tes.5: 20-22; 1Jn.4: 1

1.       El mensaje ¿Está de acuerdo con la Biblia? Isa.8: 20; (Sant.1: 17)

2.       ¿Suceden las predicciones? Deut.18: 21,22 (Jer.28: 9)

3.       ¿Se reconoce la encarnación de Cristo? 1Jn.4: 2,3.

4.       El profeta, ¿lleva “fruto” bueno o malo? Mat.7: 16, 18-20.

 

El Espíritu de Profecía en la Iglesia Adventista del Séptimo Día

 

                El don de profecía se manifestó en el ministerio de Elena G. de White, quien fue uno de los fundadores de la Iglesia Adventista del 7º Día. Su obra ha provisto instrucciones inspiradas para el pueblo de Dios que vive durante el tiempo del fin. El mundo a principios del siglo XIX, época en que Elena de White comenzó a recibir los mensajes de Dios, era un mundo varonil. Su llamado profético la colocó bajo severo escrutinio. Tras haber pasado con éxito las pruebas bíblicas, continuó ministrando por medio de su don espiritual por 70 años. Desde 1844, cuando tenía 17 años, hasta 1915 –el año de su muerte- tuvo mas de 2000 visiones. Durante ese tiempo vivió y trabajó en los EE.UU.., Europa y Australia, aconsejando, estableciendo obra nueva, predicando y escribiendo.

 

La aplicación de las pruebas proféticas:

 

1.       Concuerda con la Biblia: El estudio cuidadoso ha demostrado que sus escritos son consecuentes, exactos y se hallan en completo acuerdo con las escrituras.

2.       La exactitud de las predicciones: Algunas predicciones están en proceso de cumplirse, otras esperan su cumplimiento. Pero las que pueden ser probadas se han cumplido con exactitud asombrosa. Entre ellas tenemos:

a.       El surgimiento del espiritismo moderno: En 1890, cuando el espiritismo acababa de surgir, Elena de White lo identificó como uno de los engaños de los últimos días, y predijo su crecimiento. A pesar de que en ese tiempo el movimiento era decididamente anticristiano, la Sra. De White previó que está hostilidad cambiaría, y que se haría entre los cristianos.

b.       Estrecha cooperación entre protestantes y católicos: Durante la vida de Elena de White, existía entre los protestantes y católicos un abismo que parecía impedir toda posibilidad de cooperación entre ambos. Ella predijo que dentro del protestantismo sucederían cambios de fondo, los cuales causarían una desviación de la fe de la reforma. En consecuencia, las diferencias existentes entre los protestantes y los católicos disminuirían, lo cual haría que el abismo que separaba a ambos fuese salvado. Hoy podemos ver el surgimiento del movimiento ecuménico, el establecimiento del Concilio Mundial de Iglesias, el Concilio Vaticano II de la Iglesia Católica, y la ignorancia protestante de los puntos de vista de la reforma relativos a interpretación profética.

 

3.       El reconocimiento de la encarnación de Cristo: Elena de White escribió extensamente acerca de la vida de Cristo, el papel de Jesús como Señor y Salvador, su sacrificio expiatorio en la cruz, y su ministerio actual de intercesión, dominan sus obras literarias.

4.       La influencia de su ministerio: Ha pasado más de un siglo desde que Elena de White recibiera el don profético, su Iglesia y las vidas de quienes han seguido sus consejos, revelan el impacto de su vida y mensajes. Su influencia motivó a la Iglesia al establecimiento de la obra de publicaciones, sus escuelas, la obra médica misionera mundial que ha hecho de la Iglesia Adventista una de las organizaciones misioneras protestantes más grandes y de mayor crecimiento. Su producción literaria comprende más de 80 libros, 200 tratados y folletos, 4600 artículos publicados en diversos periódicos. Sus sermones, sus diarios, sus testimonios especiales y cartas comprenden otras 60000 páginas de material en manuscrito.

 

El espíritu de profecía y la Biblia: Los escritos de Elena de White no constituyen un sustituto de la Escritura. No pueden ser colocados en el mismo nivel. Las Sagradas Escrituras están colocadas en un nivel que les pertenece sólo a ellas, la única regla por la cual sus escritos –y todos los demás deben ser juzgados-, y a la cual deben hallarse sujetos.

 

1.       La Biblia es la regla suprema: La Biblia es su propio intérprete, y la Biblia sola es la base de todas las doctrinas. Elena de White escribió en su primer libro publicado en 1851 “Recomiendo al amable lector la Palabra de Dios como regla de fe y práctica. Por esa Palabra hemos de ser juzgados”.

2.       Conducen a la Biblia: Elena de White consideraba que su obra consistía en llevar al pueblo de vuelta a la Biblia. “Poco caso se le hace a la Biblia”, declaró, y por lo tanto “el Señor ha provisto una luz menor para guiar a los hombres y mujeres a la luz mayor”.

3.       Conducen a la comprensión de la Biblia: No se añaden verdades adicionales; pero a través de los Testimonios Dios ha simplificado las grandes verdades ya reveladas, y en su propia forma escogida las ha colocado ante el pueblo para despertar e impresionar la mente con ellas, con el fin de que todos queden sin excusa.

4.       Conducen a la aplicación de los principios bíblicos: Gran parte de sus escritos están dedicados a la aplicación de los consejos bíblicos a la vida diaria. Elena de White declaró que había recibido instrucción de “destacar principios generales, de viva voz y por escrito, y al mismo tiempo especificar los peligros, errores y pecados de algunos individuos, con el fin de que todos pudiesen ser amonestados, reprendidos y aconsejados”.

5.       Un desafío para el creyente: La profecía del Apocalipsis, según la cual el “testimonio de Jesús” se manifestaría por medio del “espíritu de profecía” en los últimos días de la historia del mundo, constituye un desafío a cada uno de no adoptar una actitud de indiferencia o incredulidad, sino obedecer el mandato que dice: “Examinadlo todo, retened lo bueno”. Hay mucho que ganar o que perder, dependiendo de si llevamos a cabo o no esta investigación bíblicamente requerida. Josafat dijo: “Creed en Jehová vuestro Dios y estaréis seguros, creed a sus profetas, y seréis prosperados” (2Cron.20: 20) Estas palabras son tan verdaderas hoy como cuando fueron pronunciadas.

 

 

 

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